Te vas hacia el horizonte
como el sol en su ocaso,
el comienzo de las noches
infinitas de mis fracasos.
La rutina que no culmina
de recuerdos como tajos
en mi piel que se desangra
porque no estás a mi lado.
Camino sin rumbo fijo
por esta vida abandonado,
como un loco, como un niño,
como quien nada ha logrado.
Es un castigo merecido
por no haberte valorado,
al dejarte ir así de herida
con mis palabras de arrebato.
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