No te llamo,
dejo al silencio como testigo,
que las palabras son un castigo
y sólo quiero paz contigo.
El tiempo será de olvido,
de nacimiento de una nostalgia
con la cual hace tiempo convivo,
la cual nunca descansa.
Uno se acostumbra a la nada,
a esperar en vano todos los días,
a mirar al cielo buscando estrellas
que no brillan todavía.
Pero cuando la brisa sople serena
del sur alguna lejana madrugada
sabré que silente me recuerdas,
que queda alguna esperanza.
viernes, 8 de marzo de 2013
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