lunes, 4 de marzo de 2013

NADA

No tengo fuerzas,
ni argumentos valederos
para evitar que te vayas.

Me quedo resignado
mirando por la ventana
pasar la vida cotidiana.

Cargado de recuerdos,
de lo que pudo ser
y no fue nada.

Inmóvil, como siempre,
como si fuera una estatua
de esas olvidadas.

No menciono tu nombre;
ni la luna dice donde vives,
donde te irás mañana. 

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