No es mucho,
sólo tiempo que pasa;
el universo se comporta
de maneras extrañas.
Es esclavo del destino
caprichoso que aparta
lo bueno siempre consigo,
nunca regala nada.
No deja que las estrellas
sean eternas en sus galas,
ni que los planetas vivan
perpetuos en su alborada.
Ni los cometas vagabundos,
que recorren todo sin rumbo
sean libres de hacer camino
por donde a ellos les plazca.
Mucho menos nosotros,
pequeñas esporas efímeras,
instantes que se terminan
en soledad amarga.
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