No eres más que un pensamiento,
un recuerdo que llevo en mi memoria,
algunas fotos que por ahí encuentro
como retazos viejos de una historia.
Los papeles que nunca más leo
porque quedaron amarillos, viejos;
quien sabe en que lugar recóndito
quedaron aquellos momentos.
A veces, sin querer, me sorprendo
escarbando en ese lejano tiempo
un poco de la felicidad nuestra
hundida en un abismo eterno.
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