No estás,
eres siempre ausencia;
una marcada soledad
en mi vida austera.
Un silencio que golpea
cual oleaje en las costas
colmadas de duras rocas
silentes que se quiebran.
O la lluvia que arrecia
las calles muy angostas
de aquel pueblo lejano
de las memorias rotas.
Donde la conciencia
da paso a la locura
de añorarte siempre
como a la luna.
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