Casandra predice
cosas que nadie cree,
sus palabras invisibles
no pueden vencer.
El destino va a cumplirse;
siempre las moiras pueden
por más oráculos exactos
que señalen la suerte.
Ella pregona y grita
advirtiendo consecuencias
precipitadas por decisiones
que a nadie le interesan.
Yo tampoco la escucho,
no puedo creer vaticinios
y me arrojo ciego al destino
como si fuera un abismo.
Casandra me mira lejana
sabiendo lo que me espera,
esta vez permanece callada,
esta vez no tiene respuestas.
viernes, 16 de enero de 2015
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