Esta lluvia molesta
mis pasos en la avenida,
me entorpece la vista,
me ciega, debilita.
Para colmo el viento
parece empecinado conmigo,
me arroja hojitas muertas
en mi sendero perdido.
Empapado llego
a un incierto destino,
me resguardo de las gotas
flechas en mi cuerpo.
No hay gente afuera,
como si todos huyeran
a un lugar lejano a salvo
de la dura tormenta.
El aire es fresco
eso siempre despabila,
renueva los sentidos
mejor que una siesta.
Sonrío todo mojado
como un loco en la vereda,
abro mis brazos cuanto puedo
abrazando la vida nueva.
Una señora pasa asustada
ante semejante cuadro,
no la miro y me amparo
en las húmedas tinieblas.
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