La savia que del árbol nace
es sabiduría de la naturaleza,
como en el cielo la estrella
o en tu alma la esencia.
Tienes esa escuela
de quien eternamente ama,
en otros tiempos, otras vidas,
otro universo, otras ramas.
Posees la mágica valía
de que sólo con tu sonrisa
iluminas todos aquellos días,
borras toda desdicha.
Generaciones hasta tus manos
dan esas perfectas caricias,
levantas dulcemente mi alma
que yace casi sin vida.
Me elevas a la alta cima,
como flotando en la brisa,
me besas y todo se termina,
renace la vida prístina.
Universo de buena energía,
donde todas las galaxias
poseen infinitas estrellas;
no existe la materia negra.
Ni los abismos infinitos
de su singularidad extrema
arrasando todo a sí mismos
como voraces bestias.
En todo eso eres experta,
conoces cada nuevo átomo;
cada movimiento se genera
desde tu alma eterna.
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