Soñar que te quise
y algo me querías;
mis manos buscaban
tus manos frías.
Si veía la luna
pensaba en tu sonrisa,
leve, clara, hermosa,
delicada en su armonía.
Caminaba en la noche
sin temor a las tinieblas
porque llevaba conmigo
la luz de tu belleza.
No importaba nada,
si estabas lejos o cerca,
a miles de kilómetros,
otra dimensión siquiera.
Sólo me deslizaba
suave por las laderas
de las montañas altas
de mis memorias viejas.
Ahí estabas, ahí te veía;
hablaba contigo de todo,
sin límites de tiempo,
de muerte o vida.
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