Debo ser sincero
conmigo mismo,
dejar el egoísmo,
saber mi destino.
Vivo en automático
sin pensar, sin esperar,
sin buscar, ni sentir,
lamentar o llorar.
La rutina esconde
tiempo que se marcha,
descubro en el espejo
esos años que pasan.
No hay nunca nada;
sólo esa sensación
de que algo quizás
deje su marca.
Siempre la esperanza
trunca, como quebrada,
en los pedazos del alma
que el viento arrasa.
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