No extraño nada
del tiempo que pasa,
casi sin recuerdos
me voy de casa.
Recorro la senda
de árboles dormidos
con este pesimismo
tan sólo mío.
Reniego de la luna,
de las estrellas todas,
camino entre sombras
del mundo escondido.
Pero el vago destino
a veces parece digno,
y me halaga acaso
sólo por capricho.
Me deja una estrella
que guardo en el bolsillo
para usarla cuando pueda
en recuerdos perdidos.
* (2018)
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