Mi mano cae despacio
por las sendas de tu pelo,
de tu espalda abro el velo
hasta tus alas en secreto.
Me miras fijo, en silencio,
sé lo que piensas y comprendo,
por eso dejo que te vayas lejos
en vuelo alto e incierto.
Hasta muy extraños cielos
donde no llega el pensamiento;
otras historias, otros tiempos,
otros espacios siempre nuevos.
Paraiso donde las mágicas hadas
son las maravillas cotidianas
en su libertad inocente y pura
hecha de ilusiones doradas.
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