No me pidas que vuelva
una vez más a casa,
dejé la puerta cerrada,
sin ninguna esperanza.
Me fui muy lejos,
allí, donde no queda nada
de todo lo que vivimos,
eso que esperabas.
La luna se apaga
en un cielo muy oscuro,
los días son taciturnos
en un inverno duro.
Pero ahí es donde quiero
estar desde ahora y siempre,
en la soledad inmensa
de este lado el mundo.
Para poder dejar de verte,
para poder ser realmente
quien piensa y decide
las horas de su suerte.
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