Tengo un par de abrazos
por ahí guardados,
no recuerdo donde,
quizás en una caja
de zapatos.
Los usé poco,
todavía son nuevos,
desconocen horarios,
fechas oportunas,
momentos exactos.
Por eso los escondo,
por ser tan extraños,
por no saber estar
en el lugar que deben,
si es que eso es exacto.
Pero un día de esos
cuando se revisan los recuerdos,
se les saca el polvo del olvido,
las arrugas del tiempo,
los vi ahí, pequeños.
Lo saqué con cuidado
pues dormían en silencio
y al despertar dijeron
un nombre que no esperaba
escuchar de nuevo.
Por eso ahora los dejo
que se hagan fuertes de nuevo
para que puedan emprender el vuelo
hacia ese lugar común de antes
al cual ya no pertenezco.
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