Otras dimensiones,
otras palabras, otros dones,
diversas maneras de notar,
de pensar, sentir emociones.
Un espacio del universo
parar compartir pensamientos
de cosas que poco importan
a mí, casi siempre, al menos.
Pero ahí estás sentada
cual reina inmaculada, perfecta;
con tu séquito de admiradores,
colmados de palabras huecas.
De canciones aburridas,
hechas justo a la medida
de la mediocre expectativa
de quienes nunca brillan.
Pues hay cierta magia,
cierto leve brillo que engaña,
cual luz lejana que nos hunde
en alguna oscura trampa.
Cierta arrogancia cubierta,
perfumada de una humildad
que no la cree ni el más torpe
de todos esos exegetas.
Dimensión tan plana
como el papel que se ufana
de grandes obras literarias
siendo apenas unas migajas.
Una pena que así todo sea,
que mi dimensión apenas pueda
acercarse cual breve cometa
hasta su órbita selecta.
Pero prefiero no ser nadie
a ser una muestra despreciable
de una dimensión absurda
donde reinan los cobardes.
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