Acaso pueda
llegar a la puerta
de tu alma cerca
de mis quimeras.
Acariciar la idea
de que tal vez quieras
caminar una tarde
por alguna senda.
Tomar un cafecito
en una esquina céntrica,
o en la inmensidad
de la costanera.
Redactar juntos
muchas páginas nuevas
de un libro compartido
llamado convivencia.
Depende del día,
la hora y la espera
del tiempo que llega
con aves pasajeras.
Con su vuelo lejano
a climas más acordes,
donde en la tierra brote
la esperanza de tus manos.
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