Caen las gotas
de razón en las calles,
la gente de pronto
su corazón abre.
Todos comparten;
nadie es más que otro,
todos seres iguales
en un mundo sustentable.
No hay política
más que la misma sonrisa
de hacer el bien común
en una sociedad digna.
En las calles limpias
los niños juegan felices,
sin miedo nunca a nada,
porque nadie los lastima.
La humanidad así crece
hasta su más alta cima,
sin ninguna diferencia
de clases o estigmas.
Una pena que todo eso
ahora sea una fantasía,
un sueño muy extraño
que tuve un día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario