Me quedo en casa,
como siempre ha sido,
en verdad el virus
es el alma sin brillo.
En deslucidas palabras,
con argumentos de niño,
expongo extrañas ideas
de un ser confundido.
Pienso si la luz miente
al exponer lo desconocido,
nos revela apenas una parte
de un universo infinito.
Una longitud de onda
que varía según el vestigio
de un observador parcial
en su cuántico designio.
No hay universos nuevos
paralelos a este mismo
sino un instante preciso
bifurcado e intrínseco.
Por eso será acaso
que pienso lo mismo,
esto que nos pasa
tiene algún sentido.
Al menos en este lado
de nuestros átomos vivos,
en otro instante similar
existe un paraíso.
miércoles, 1 de abril de 2020
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