Al amparo dulce
de tu compañía
paso los días
sin ninguna prisa.
No salgo a la calle
pues no se necesita
del mundo ahí afuera,
máscaras frías.
El sol se esconde
entre las ramas vacías
de los árboles de la plaza
donde antes te veía.
Todo era simple,
la sucesión del tiempo
respirando profundo
el aire pasajero.
Ahora sólo poseo
todos esos recuerdos
que me llevan de la mano
en este encierro.
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