He estado buscando el sol en el ocaso,
las estrellas en las noches serenas
donde el mar permanece calmo.
Las golondrinas en los cielos lejanos
donde comienza el infinito y termina
el límite de lo cotidiano.
También llevo entre mis manos
una ilusión pequeña, como un leve faro,
que ilumine esta senda donde paso.
Un nombre entre mis labios, acaso
el más hermoso nombre que dije
alguna vez enamorado.
Una luna sigue mis pasos
como una compañía distante y muda
pero que brilla como tus ojos claros.
Eres un recuerdo que persiste
tenazmente a pesar del dolor silente
que me provoca estar solitario.
No tengo lágrimas, solamente
esta angustia de saberte perdida
en los límites del tiempo pasado.
domingo, 11 de enero de 2009
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