Tu belleza va más allá de los sentidos,
al verte no consigo derramar mis palabras
en elogios ante el tesoro de tus ojos.
Esa mirada, esos cabellos en tu cara,
como suspendidos en el aire por la brisa
de la costa, temprano esa mañana.
El amanecer dejaba sus tonos naranjas
en el agua, en tu piel siempre fresca
donde mis manos aliviadas descansan.
Sonreías mientras en el cielo mirabas
aquella última estrella que se negaba
a irse a otros cielos donde no estabas.
Pero el sol es muy potente y el celeste
se hace dueño del espacio donde, de repente,
algún ave cruza en un fugas vuelo silente.
No dices nada, no digo nada y no atino
a saber que nos pasa, si esto es amor
o quizás es que la mañana tiene magia.
Un aura distinta anuncia un día, principio
de una vida más digna, ahora que me acompañas,
ahora que lejos va quedando el triste pasado.
Aquel tiempo nunca tan lejano que golpea
y enseña que nada es nuevo en el universo
pero que todo puede renovarse, con un beso.
domingo, 30 de agosto de 2009
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