Estás de aquel lado,
la otra orilla de mi vida;
un abismo que nadie cruza,
ni siquiera mis palabras
que vuelan como golondrinas.
Lejos, y a la vez, cercana,
puedo observarte desde mi ventana,
saber como estás en este día,
verte sonreír o cuando la tristeza
se apodera de toda tu alma.
Pero no puedo lograr que una caricia
llegue hasta la suavidad de tu cara,
como la luz de la luna muy tranquila,
en cada noche se desliza hasta tu casa
para iluminar esa oscura melodía.
Música de las hadas nocturnas
que saben que estamos lejos y se burlan,
con sus arpegios, de mi triste agonía,
al saber que este abismo es infinito
y nada de lo que haga alcanzará
para que vuelvas a mi vida.
miércoles, 5 de agosto de 2009
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2 comentarios:
Uy....me identifiqué con esto. Besos
No habia leido tu comentario antes. Perdoname.
Que bueno que puedas hacer tuyas estas palabras.
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