Te miro y sonríes
con esa dicha inocente;
tus ojos son como una fuente
de luz brillante y cálida.
Al verte de frente observo
que no existe más nada,
nada tan hermoso como tu cara;
sigo serio para que no notes
que mi corazón por dentro estalla.
Que tienes la dulce gracia
de mil ángeles cantando al alba,
donde un sol enorme se levanta
bañando todo de color naranja,
contraste de la noche que acaba.
Escucho cada palabra, comprendo
que el amor nace del alma sagrada
de unos seres destinados a conocer
la felicidad que me es tan extraña.
Te dejo partir sonriendo;
tu sonrisa hermosa, la mueca de mi cara;
nunca podrás amarme, jamás seré acaso
quien colme cada molécula de tu cuerpo
con mi cariño hecho de trozos de mi alma.
Albures terribles un día decidieron
que te ame de modo tan imperfecto
a vos que sos lo más acabado,
lo más logrado que hizo Dios
de este lado del universo.
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