Pienso seriamente en buscarte
en todos esos lugares donde antes
existía un atisbo de felicidad
y hoy se encuentran sin nadie.
En las horas perdidas, acaso muertas,
como las hojas secas de los árboles,
los mismos a cuya sombra en la plaza
abrazados pensábamos en el arte.
En la poesía, la pintura,
la dura arquitectura de los edificios
como cajas cuadradas en las ciudades
donde caminamos hacia adelante.
La costanera donde el reflejo
de la luna en el agua a lo lejos
era el mejor libro que leímos
abrazados, cuerpo con cuerpo.
Por eso quizás salga esta noche
con el alma encendida mirando al cielo;
alguna estrella fugaz marcará el sendero
que lleva hasta tu nueva casa
la misma casa de nuestros sueños.
jueves, 25 de noviembre de 2010
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