Otra vez me quedo solo,
en la noche fría y terrible;
ya no hay emociones en mi alma,
sólo una tristeza que persiste.
Como esta llovizna silente,
cae desde muy alto, no duele,
simplemente empaña la visión
de todo lo que sucede.
El pensamiento es una vertiente,
una cascada de recuerdos inertes,
cayendo cual secos pétalos de flores
sobre las cenizas de tiempos ausentes.
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