Aprecio la flor que se mece
sutil con la brisa de verano,
como si una misteriosa mano
la acariciara soñando.
Como si estuviera bailando
al compás de una dulce melodía;
música de las hadas románticas
sólo para flores bendecidas.
El sol desde arriba la mira,
le regala sus luminosos rayos
para que crezca cada día
su belleza cual fantasía.
Después el tiempo hará lo suyo
convirtiendo todo en recuerdo
de cosas que hace mucho se fueron,
como el mismo sol en el ocaso.
Como la flor conoció la primavera
también el invierno del fracaso,
se fue sin decir nada siquiera,
apenas queda su aroma derramado.
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