martes, 27 de noviembre de 2012

MADRE BUENA

El mar, el mar altivo, 
quiso ser más que el río 
con su oleaje infinito, 
con sus mareas sin ritmo. 

La luna, la dulce luna, 
lo miró y encontró sentido 
a la idea de ponerle coto 
a su locura de pobre niño. 

Se hizo cargo del agua, 
de regular todas las mareas 
en todas las playas del mundo 
para que nada malo suceda. 

Porque ella siempre vela 
con su preciosa belleza
el destino de esta tierra
como una madre buena.

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