Estuve ahí cuando naciste,
estuve cuando llegaste,
en cada paso que diste,
cada vez que tropezaste.
En cada sonrisa tuya,
consolando tu tristeza,
en silencio para que duermas,
contigo siempre muy cerca.
Con cada amanecer que vivías,
con cada noche que llegaba,
en cada suspiro, cada palabra,
cada gesto, cada mirada.
Estuve ahí desde siempre
porque siempre te esperaba,
como un sueño irrenunciable,
como mi única esperanza.
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