Cae la lluvia todavía
el aire es húmedo y fresco;
me detengo un instante
ante el ruido de los truenos.
Conmueven el cuerpo,
enceguecen la mirada,
su estruendo es tan fuerte
que las aves espanta.
Limpian el pensamiento
de todo lo que no hace falta;
aclaran mis ideas; comprendo,
como de un golpe, lo que pasa.
Regreso silente a mi casa,
escribo estos pobres versos
acaso sin ninguna esperanza,
solamente dejar constancia.
Por escrito, cual documento ,
de que todavía estoy vivo,
de que todavía siento,
todavía escribo.
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