No tengo excusas,
no me quedan argumentos,
quizás algún recuerdo
o algún loco invento
de mi corazón austero.
Puede que pesque un sueño
medio gastado si busco
en el horizonte, bien lejos,
donde el sol se esconde
como las aves en su vuelo.
En un libro muy viejo
cuyas hojas amarillas
sean de aquel otoño precioso,
estación de ese primer beso,
esas caricias en tus cabellos.
Pero bueno, ahora nada queda,
nada puedo hacer al respecto,
nada podemos hacer quienes,
de alguna u otra manera,
en el amor estamos muertos.
lunes, 7 de enero de 2013
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