La luz
viene del cielo,
de allá lejos
donde nacemos.
Cada átomo
suyo nos llega
como una caricia
del universo.
Es energía
que nos muestra
el mundo nuestro
como lo vemos.
La luna brilla
por su esfuerzo,
refleja sutil
un sol etéreo.
Los caminos
son muy claros,
sabemos el destino
de nuestros pasos.
No hay noche casi
de oscuridad plena,
alguna estrella
cuida la tierra.
Todas las ideas
juntas se elevan
como luciérnagas
en primavera.
No hay problemas
que no se resuelvan
si llevamos esa luz
en el alma serena.
Una esperanza
ilumina como un faro
el destino signado
de las quimeras.
viernes, 29 de enero de 2016
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