Te doy un verso,
me devuelves un poema;
algo así como una mueca,
me brindas tu sonrisa.
Me regalas cada día
como si fuera maravilla,
como si no hubiera nada,
como si todo fuera dicha.
Me haces soñar despierto,
me quitas siempre el sueño,
me mantienes casi en vilo
como flotando en silencio.
Me miras a donde mire,
te veo en cada escena
de esta vida cotidiana,
esta vida sin medidas.
Me brindas el aroma
de las rosas místicas
que dan color al ocaso
al comienzo de cada día.
Dejas por ahí esparcidas
todas esas lunas de colores
en mis noches de sueños
de los que no despertaría.
Me haces único entre todos,
me das un alma que no sabía,
un motivo para casi todo,
incluso morir algún día.
lunes, 25 de abril de 2016
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