No olvides la lluvia
de esos días de enero,
una vez estuvimos
bajo ese gris cielo.
Caminamos lento
sin que importe nada,
sonrías y tu mirada
llenaba todo de magia.
Parecía el mundo
de una belleza inusitada,
como si fuere acaso todo
una maravilla cotidiana.
Las palabras volaban
como leves gorriones
entre floridas ramas
frutales y aromadas.
Paraíso perdido lejos
en el tiempo perverso
que siempre pasa
como el viento.
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