en cada estrella,
en cada esquina.
En cada sueño
que a veces vivía
con una sonrisa.
El día era hermoso,
porque nada hería
los sentimientos
qué por ti tenía.
Los llevaba conmigo
donde sea que iba,
como un precioso
libro que leía.
Su historia hermosa
inspiraba mis días;
cada paso que daba
por ti lo hacía.
Pero no se podía
ser feliz siempre,
así se termina
todo de repente.
Quedan apenas
páginas amarillas,
rotas y caídas.
El recuerdo borroso
que me permite el tiempo
llevar en mi valija
No hay comentarios:
Publicar un comentario