Quizás madurar sea esto,
seguir el camino solo
en lo profundo
del silencio.
Sin buscar amigos
que les interese un poco
lo que conseguimos
con mucho esfuerzo.
Un espejismo,
una imagen sostenida
parece ser la vida
en este momento.
En este tiempo
donde todo es apariencia
no existe sustancia,
ni almas buenas.
Existe el silencio
de mil palabras vacías,
una horrible filosofía
de máscaras sangrientas.
Se usa a cualquiera;
todo ahora es descartable,
las cosas mismas, la gente,
los valores y modales.
Por arriba una cáscara
que al caer se hace pedazos
dejando ver dentro suyo
la nada que nos invade.
Ha de ser ser humano,
debe ser eso ser grande,
darse cuenta que todos
somos islas errantes.
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