Tu mano es suave
en mi mano fría,
despacio se desliza
hacia la nada misma.
Despierto y me veo
alzando mi mano vacía
a un cielo muy oscuro
sin estrellas encendidas.
Me levanto y abro
las ventanas completas,
quizás seas ese cometa
que llega cual sorpresa.
Me acuesto de nuevo
para ver si algo pasa,
pero no regresas nunca,
el vacío te embarga.
Te lleva a otro universo
de los nueve conocidos,
o a tu propio cosmos
lejos de mis latidos.
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