Vuelve el frío,
siempre regresa,
en forma de brisa,
o de extraña idea.
Melancolía en recuerdos
que lentos se cuelan
por las ventanas abiertas
de las memorias viejas.
Una sombra en el espejo
en ese mismo lugar acaso
donde nos está faltando
una parte del pasado.
Nos abrigamos siempre,
nos revestimos de capas
de viejos resentimientos,
de orgullos sin medidas.
Así el alma se hiela;
el corazón se resigna;
somos un tempano
a la azarosa deriva.
El eterno invierno
que congela las melodías
dulces de esos tiempos
de primaveras perdidas.
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