no lo pensaré dos veces,
no quiero que sepas
que dejo de quererte.
Llegaré de repente,
con una rosa blanca
cual signo de suerte.
Ahí donde sea
que te lleve el destino,
iré por sendos caminos
con la brisa de frente.
Puedes esperarme
si eso es lo que quieres,
en el lugar de siempre.
En las ventanas pequeñas
de la casa que soñamos,
en los jardines perpetuos
de tus generosas manos.
Donde sea puedo verte,
pues soy en tu mente
el recuerdo que quieres.
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