Nos equivocamos,
elegimos lo incorrecto,
nos nos importan acaso
las lecciones del tiempo.
Olvidamos todo eso,
como si lo lleva el viento,
repetimos errores viejos,
al abismo volvemos.
Pero festejamos
con un cinismo perverso
o una supina ignorancia
de torpes y necios.
Por eso merecemos
el destino que nos toca,
buscamos la derrota
del pensamiento.
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