con nada en las manos,
el paisaje es imaginario,
los ojos nunca abro.
Pienso en todo eso
tranquilo en mi casa,
el pensamiento me libera
de estas paredes blancas.
Todas las palabras
leídas en tantos libros
son la básica consigna
de lo nuevo que admiro.
Es cuestión del ejercicio
de concentrarse como se debe,
para así descubrir los espacios
aparentemente inhertes.
Se aprecian esas cosas
que nunca bien se entienden;
personas, acciones e historias
no son etapas diferentes.
El tiempo así no pasa,
cae la pared de lo aparente,
todo sucede en un ahora,
futuro, pasado y presente.
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