Soy la brisa
que del sur llega,
con su fría cadencia
de cosas etéreas.
De rústica presencia
alargo las noches,
acorto los días
a su leve esencia.
Traigo estrellas,
una gran luna llena
para todos esos poetas
soñadores de letras.
Acaricio los cabellos
de quienes no duermen
buscando en las calles
mejorar su suerte.
Me llevo bien
acaso con la tristeza,
con esa sensación
perentoria de ausencia.
Con las lágrimas viejas
que cada tanto regresan
de algún lejano recuerdo
que es parte nuestra.
Soy ese suspiro
que en el alma se lleva
para ser comprendido
sólo por quimeras.
Para quienes el frío
no es razón de quejas
si no de oportunidades
que la vida nos deja.
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