ahí, donde no miras,
donde la mirada esquivas,
pasas como distraída.
En las hojas caídas
de otoños que olvidas,
en páginas amarillas
de agendas vacías.
En la monotonía
de la triste llovizna,
cada pequeña gota
es una lágrima mía.
Puedes verme,
pero no lo imaginas,
no te das cuenta nunca
que existo si me miras.
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