No encajo nunca
en ninguna parte,
afuera de todo,
modo expectante.
Tarde en el mundo
para poder adaptarme
a esta sociedad plena
de hechos infames.
Soy la sombra errante
que pronto se olvida,
la memoria perdida
de un ser en la vida.
Y aún así continúo
con la firme constancia
de que nada se acaba
en la silueta mostrada.
En el punto de vista
impuesto desde arriba
existe una cronología
de sucias almas vacías.
De vicios en las bases
mismas de todo discurso;
este propio lenguaje
también tiene lo suyo.
Existe una doctrina
escondida a la vista,
que todo lo domina
con férrea disciplina.
Una pena que nadie
parece darse cuenta,
o parezca importarle
la mentira que invade.
Mientras cada uno siga
en su estúpida rutina
para salvarse a sí mismo
se pierde en la neblina.
En el humo oscuro
de chimeneas de ideas,
de fragmentos marcados
cuales reales sentencias.
Sin notar que la evidencia
no es más que la anécdota
bonita que se nos aleja
de lo que vale la pena.
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