Busco el silencio
en el mundo que rodea
con su ruido la serena
soledad que desprecia.
No hablo con nadie,
sólo escribo poemas,
leo algunas cosas sueltas
en hojas inciertas.
Te veo pasar callada
por las ingentes veredas
de los recuerdos oscuros,
sin esperanzas ni quejas.
El sol a veces se empeña
en llenar esta fría casa
de su luz amarillenta,
su calor de estrella.
Pero no le doy ventaja
y cierro todas las puertas,
las antiguas ventanas
que duermen su siesta.
Así pasa el tiempo,
se escurre la vida inquieta
de mis manos bien cerradas
empuñando unas letras.
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