Busco en la heladera
un pedazo de comida.
Pero solamente encuentro
las migajas de un poema
que guardaba por si acaso.
Porque nunca se sabe cuando
será necesario tener a mano
alguna estrofa o algo.
Las migas son letras;
alguien le ha dado un bocado
a las palabras que se rompen,
se deshacen en los labios.
Espero que haya sido de provecho
para aquel ladrón noctámbulo
que digiere todas esas ideas,
no se atragante con las metáforas.
Que asimile su cuerpo al menos
la razón misma de su existencia,
cada poema tiene una razón
por más pequeña que esta sea.
En el freezer queda una paleta
de algún color extraño, bueno,
al menos es algo, un dulce bocado
es este beso que venia quedando.
Con su dulzura que ha mejorado,
con el tiempo los recuerdos
nos hacen más hermosos los besos
que ya hemos recibido y dado.
Dejo en el imán de la puerta
una nota para no olvidarme
que debo comprar más de aquellas
frutas que son las caricias
sutiles de tantas manos.
La leche fresca que es la tinta
muy blanca de la inocencia
con la que nacen los niños,
futuros enamorados poetas.
4 comentarios:
¡Precioso como siempre! Lograste mezclar dos cosas totalmente distintas y quedó bien :)
Cariños
Caro
Gracias! Mezclar... Y si... algo salió jeje
Fantástica utilización de cosas tan simples, tan sencillas; me resulta tan original tu poema que no recuerdo haber leído algo similar. Me saco el sombrero ante la originalidad
Gracias Ricardo.
Hace tiempo que no escribía un poema con este estilo. Me gusta hacer poemas con cosas cotidianas e intentar darles un nuevo significado.
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