Este espacio del olvido,
este tiempo de la nada,
donde el silencio es preciso,
porque sobran las palabras.
Donde la luna se esconde
detrás del mismo horizonte
cuando esperabas un sol enorme
de dicha y esperanza.
Las flores en sus jardines
nos daban su mejor fragancia,
sonreías el sentir su aroma
con esa dicha espontánea.
Pero un día o una noche,
no recuerdo las circunstancias,
dijimos adiós sin mirarnos,
te fuiste sin decir nada.
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