La lluvia cae despacio
en esta extraña mañana,
no es por el día, acaso,
tampoco por la nostalgia.
La brisa del sur acaricia
con sus fríos dedos mi cara,
me despierta una sonrisa,
pienso que nada acaba.
Si el tiempo es una rueda
infinita que siempre gira;
de pronto estamos lejos,
otras veces muy cerca.
Por eso no me sorprende
encontrarte otra vez dormida
al lado mío cuando amanece,
cuando comienza esta nueva vida.
martes, 31 de mayo de 2011
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