Puedo imaginar que te conozco,
sé de tus sueños, tus ambiciones,
de tus pesares, de tus pasiones.
Tu nombre que se confunde
con el nombre de mis anhelos
desde ahora te nombraré cielo.
Desde ahora emprenderé el vuelo
como un ave que no regresa
al perderse en el tiempo.
O una hoja seca llevada lejos
por un dulce e impetuoso viento
que se llama sentimiento.
Serás una lejana quimera
como la luna entre tinieblas,
entre nubes perpetuas.
Serás como la estrella
de un cielo que no conocemos
y que nuestro tal vez no sea.
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