Como el tallo de una rosa,
delgada, delicada y elegante
a la vez que hermosa.
Tus espinas no me tocan,
respiro tu suave aroma
que la brisa atesora.
Tus pétalos son tu boca;
en cada beso deshojo
una respuesta preciosa.
La primavera buena
te ha colmado de belleza,
sabiduría e inteligencia.
Yo sólo soy quien te admira,
como un niño que contempla
enamorado una estrella.
Cada paso, cada sutil gesto,
temiendo siempre el regreso
del cruel y duro invierno.
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